25/9/13

Tormos en las páginas de Historia

Es de sobra conocido que el apogeo de Tormos como pueblo tuvo lugar con el inicio de la construcción de la presa de La Sotonera, en la primera parte del siglo XX. Lo que no es tan conocido es que el nombre de Tormos ya aparece en las páginas de Historia en el año 1091 nada menos, cuando el rey Sancho Ramírez dio a Fortunio y Sancho Aznárez la torre de Tormos (o atalaya), fortificación encumbrada sobre una loma que domina la margen oriental del moderno embalse de La Sotonera.

Alfonso I, El Batallador
Posteriormente, en el reinado de Alfonso I, su labor de colonización -de acuerdo con su dilatada acción reconquistadora- se traduce en la concesión de abundantes cartas pueblas en todo el valle del Ebro. Y concretamente en la tierra oscense, destaca la carta puebla del lugar de Tormos, de febrero del año 1127, en la que otorga "a Sancho Garcés de Navascués la villa de Tormos y el fuero de Ejea a todos los que acudan a poblarla", en un documento que se iniciaba así: "In Dei nomine. Ego Adefonsus, gratia Dei imperator. Placuit mihi libenti animo et spontanea uoluntate et propter seruicium quod mihi fecisti et cotidie facis dono tibi Sango Garçez de Nabasquasse castro uel uilla quod dicitur Tormos qui est in rigo de Soton, et propter hoc ut popules illo castello et illa uilla". Estableció  también que pasaría al monasterio de San Juan de la Peña si moría sin hijos, como así sucedió.

En 1178 figura un Sancho de Tormos. Después, el lugar perteneció a diversos señores: a García Romeu, cuya hija casó con Artal de Alagón (1241), a la baronía de Ayerbe que Jaime I instituyó para su hijo Pedro (1262) y finalmente a la baronía de Gurrea.
La de Gurrea es una de las casas más antiguas de Aragón, y se hallaba entre las que en España hicieron apellido de sus dominios, seña indudable de gran elevación así como que la Villa de este nombre y los otros lugares que componían lo que se llamaba la Baronía y Honor de Gurrea, estaban en la posesión de los ascendientes de los de este linaje desde que el rey don Pedro I de Aragón la concedió, por juro de heredad, con pleno dominio para él y sus sucesores, a don Ximen López de Murillo, su decimonono abuelo, y ello por los servicios personales que éste prestó a aquel monarca y antes al rey Sancho Ramírez, su padre.

Armas de los Barones de Gurrea
En la genealogía de los Gurrea, encontramos el nombre de Tormos asociado, entre otros, a Lope de Gurrea, Mesnadero, casado con Elfa Ortiz, que heredó el señorío de Gurrea y de las Gazaperas. En 1283 formó parte de la Unión de Aragón y participó en las Cortes aragonesas de 1285 y 1286, en el reinado de Alfonso III, y más tarde, en 1302, fue Procurador General de Aragón. En su testamento otorgado en 5 de junio de 1309, nombraba a su hijo -con el que había participado en la cruzada contra los moros de Granada- como heredero y mandaba se le enterrase en la capilla que él había construido en la iglesia de San Nicolás, de Gurrea, donde su padre yacía, dejando para pagar sus deudas las rentas de los lugares y villas de Angreas, Tormos, Alcalá, Los Agudos, Alboret, Las Cañas y Molinos de la Puente de Luna, así como, por su ánima, ordenaba se diere de comer pan, vino y carne abundantemente a tres mil pobres y vestir a mil de ellos de paño de sayal, capas y sayas.

Otro personaje destacable de esta casa fue Miguel de Gurrea y Cerdán, Barón de Gurrea. Se halló en las Cortes aragonesas de 1498, 1502 y 1510. Fue nombrado Virrey de Mallorca en los años de 1515 en 1575, Gobernador de Aragón y Maestresala de Fernando el Católico, así como Capitán General, dirigiendo una gran Armada que fue en auxilio de la ciudad africana de Bujía que tenía cercada Barba Roja, capitán del Gran Turco. Enlazó con Aldonza Sánchez, según capitulación efectuada en 2 de agosto de 1494, aportando aquel a su matrimonio las villas y lugares de Gurrea, Alcalá, Agüero, Santa Engracia, Embún, Tormos, Las Cañas, Marracos, Santa Eulalia, Tabernas, Los Agudos y Las Gazaperas y ella los de Artasona, Ballestar y Alboret, -compradas por su padre-, que retornaban así al dominio de la Casa de Gurrea.

En 1610 todavía había en Tormos una casa de Miguel de Gurrea y muchos labradores, pero el lugar debió despoblarse como consecuencia de las luchas sangrientas entre los Gurreas y los Urríes de Ayerbe, motivadas por las seculares cuestiones de los riegos.

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