Se desprendió de un avión que efectuaba ejercicios de tiro en el polígono de Las Bardenas.
Era de carga inerte, pero el susto fue mayúsculo.
Noticia de portada del diario Nueva España de Huesca, el jueves 3 de mayo de 1979
HUESCA (De nuestro enviado especial. - LORENZO CELADA)
Después de todo pudieron haber sido fatales las consecuencias del
suceso del pasado día primero en el cámping de La Sotonera, sito en
las inmediaciones del embalse del mismo nombre. El tema traerá cola...
y pondrá sobre el tapete la conveniencia de estudiar el
tema del vuelo de aviones superarmados sobre determinadas área de
nuestra geografía aragonesa.
El pasado
día primero de mayo, como es costumbre,
gran número
de zaragozanos se desplazaron hacia el cámping de La Sotonera,
donde se pueden contemplar a díario gran número de caravanas y
tiendas de campaña para ser ocupados por sus dueños en las fechas
festivas. Una suave rampa conduce hacia el embarcadero y en medio
del pantano, hoy con agua
abundante, se perciben embarcaciones ancladas, boyas y cuanto
componen el semáforo de los deportes
náuticos.
En su mayoría los socios de este
club son de la ciudad hermana
y de cara al buen tiempo, la
concentración registra índices crecientes.
Con periodicidad se ven por aquellas latitudes los vuelos a grandes
alturas de aviones amenguados en sus dimensiones por la
enorme distancia. Pasan una y otra
vez, repasan y a veces las estelas
espumosas de sus motores trazan
arabescos en el firmamento.
A LA HORA DE LA COMIDA
Las dos y media de la tarde. Las
mesas han sido desplegadas, los
platos colocados y todo el mundo
dispuesto a comer. Las caravanas
formadas en perfectas filas y en
medio de la natural alegría familiar por el buen tiempo reinante, nadie espera nada fuera de lo corriente.
Los aviones vuelan y uno o algunos lo hacen de forma rasante
hasta el punto de que a algún chistoso se le ocurre decir:
- ¡Por poco se me lleva la pizca
de la mano!
LA BOMBA ERA DE CARGA INERTE, IMPOSIBLE
DE EXPLOTAR
Según fuentes fidedignas, la bomba desprendida del avión de la
Base Aérea de Zaragoza, uno de
los que practicaban ejercicios en el
campo de tiro, no era peligrosa. He aquí sus razones:
“Pesaba entre 11 y 15 kgs. Su
carga era inerte y por tanto inocua.
Nunca hubiera podido explotar.
¡Eso sí! Si le hubiera caído a
uno en la cabeza, ¡se lo pueden
figurar! Y si hubiera ido a tropezar con un coche, pues pueden
imaginárselo. La hondura del hoyo o zanja que dejó y que ha sido
objeto de diversos cálculos -unos
dicen que tres y otros que dos metros- ha quedado comprobado que era
de 1,20 mts. aproximadamente. Cayó oblicuamente y se quedó enclada”.
Tras las preliminares, eficacísimas
y rápidas medidas de seguridad adoptadas como es su norma
por la Benemérita y advertidas las
autoridades correspondientes de la
Base Aérea de Zaragoza, se pensó
en si habría posibilidad de recogerla en las horas nocturnas. Como no revestía peligro por lo dicho
anteriormente, se dejó al arbitrio
de artificieros que, según nos han
dicho y que anotamos con posibilidad de rectificar, lo hicieron en
la mañana de ayer.
Punto final. Pero sobre las consecuencias y derivaciones de este
simple hecho, se hablará y se escribirá mucho. Ya lo veremos. Se
barajarán conjeturas, se aventurarán posibles y problemáticos sucesos si, por algún azar, una de
esas bombas fuese explosiva y cayese sobre zonas pobladas. Cuestión espinosa en la que la fórmula
medida del más vale prevenir que
curar es un hecho. Por ser cuestión ajena a nuestra capacidad,
que las derivaciones de ente hecho
las analicen y adopten las decisiones las autoridades competentes.
PARECÍA UN MISIL
Nos cuentan que el artefacto había salido como disparado a gran
velocidad del avión, un “Phantom”
y llevaba una dirección al contrario de aquellas bombas de miles de kgs. que caían a plomo sobre donde fuera.
- Entonces ¿no era una bomba?
- Una bomba al estilo que entendemos
no. Parecía un misil y
no tenía gran tamaño ni gran peso o no debía tenerlo, pues ¡yo
no la he pesado!
El complejo armatoste cayó en la orilla de una fila de caravanes -según nos han dicho- produciendo rapidísimas reacciones. Al
ver que no estaballa empezó a renacer, con muchas precauciones, la
calma... y poco a poco a los ademanes de pánico sucedieron los suspiros de alivio. ¡No había pasado nada, por fortuna!
UNAS QUINIENTAS PERSONAS EN EL CÁMPING
En el cámping se encontraban
unas quinientas personas de unas
sesenta familias. Digamos que hubo algunas
que por hallarse dentro de
sus vehículos no se apercibieron
hasta pasado el sobresalto.
Avisada inmediatamente la Guardia Civil, se procedió a aislar la zona donde estaba la bomba, procediéndose con ayuda de algunos
de los campistas a acotar la
zanja y sus contornos.
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